
El caso
es que nos metimos a ver Perdiendo el norte, y la verdad que la cosa pintaba
muy bien, con Javier Cámara, Carmen Machi, Julián López, Malena Alterio y
Arturo Vals en reparto esperaba un aluvión de carcajadas… pero no, risas en contadas
ocasiones, con unos gag harto utilizados en el cine como pedos furtivos.
La
historia cuenta la vida de dos jóvenes españoles sobradamente preparados que
hastiados y hostiados de la situación laboral de este país, deciden hacer “las américas”
y poner sus curriculums y sus culos rumbo a Alemania, no es novedoso, pero
igual de otra manera enfocado hubiese dado mucho de sí, con el agravante de que
si lo engalanan en forma de comedia yo lo que quiero es partirme el culo.
El guion
es previsible de principio a fin, no hace falta que seas un Sherlock Holmes de
la trama para saber lo que viene a continuación y en cada nuevo momento, abusa
de ciertas parodias y acaba convirtiendo el entramado inicial en enredo amoroso
para finiquitar la película con final romántico-pasteloso del guaperas con la
guaperas: Yon Gonzalez, Blanca Suarez.
Puede
ser que algo de verdad cuente la película en cuanto a emigración; el que no
todo es tan fácil por muy calificado que estés, el que no te van a regalar
nada, el echar de menos tu gente, tu tierra, las dificultades con el idioma,
pero para eso ya estaba “un franco 14 pesetas”.
Si
busco entre lo mejor de la película me quedo con el sabor agridulce de la
interpretación de José Sacristán, el papel de viejo cascarrabias con el culo
pelado en mil batallas le va como anillo al dedo y lo borda, sin embargo cuando
vuelve a casa borracho resulta bastante poco creíble, queda claro que no es la alegría
de la huerta.
En
general y resumiendo, película de Antena 3 de sábado después de comer, es
decir, para ponerla, verla un rato y echar una larga y plácida siesta en el
sofá hasta llenar de babas los cojines, hasta perder el norte…
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