Observadores Onanistas

martes, 29 de octubre de 2019

ENFRENTÁNDOME A MIS MIEDOS.


Llevo tiempo dándole vueltas a esto, mucho tiempo, muchas vueltas, demasiado, demasiadas, no sé si es miedo, desgana, o un rotundo “no me da la gana”, el caso es que lo voy dejando, para más adelante, quizás otro día, cuando esté más animado… Está claro que cuando algo no nos apetece cualquier excusa es válida y bienvenida, y el tiempo va pasando, porque el tiempo siempre pasa y no perdona, y la bola se va haciendo cada vez más grande, como todo lo que dejas sin hacer, como todo lo que etiquetas con la palabra “mañana”.

Sí, creo que es miedo, no voy a negarlo, porque si fuese otra cosa tendría agarrado ya el toro por los cuernos, pero no hoy, ayer o antes de ayer, estaría ya firmada la resolución a este sin sentido, pero el miedo es libre, campa a sus anchas y transita a su puta bola por nuestras vidas en cuanto le dejamos la puerta abierta y le permitimos entrar. Sí, creo que es miedo, no tengo porque negarlo, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Internet me muestra las claves para enfrentarse a los miedos, nada especial, nada que no sepamos todos ya: Dejar de huir (lo natural es poner excusas para afrontarlo), Dejar de negarlos (el primer paso para superarlo es aceptarlo), Dejar de luchar (cuanto más luchas contra ello más grande se convierte), Hacerse amigo de tus miedos (Se trata de normalizarlo como una emoción incómoda y pasajera) y por último, Afrontarlos como una oportunidad para crecer (un maestro que te enseña) … Me termina de convencer una frase de Nelson Mandela: “No es valiente quien no tiene miedo sino quien sabe conquistarlo”

¡Pues ya está! ¡A por ello! ¡Se acabaron las excusas! ¡¡¡Hoy limpio el horno!!!

A ver… Que nadie se echa las manos a la cabeza, está guarrete, pero tampoco nivel piso de estudiantes, está guarrete, pero no como para que viva ahí el Demogorgon, que sí, que está guarrete pero ni siquiera como para que venga Chicote repartiendo collejas. Repito parábola: al que no le saque de sus casillas limpiar el horno que tire la primera piedra.

Vuelvo a internet buscando la panacea, el remedio milagroso para sorprender al enemigo en la batalla. Agua, bicarbonato, vinagre, ¡empezamos! Quito las bandejas y las rejillas, echo producto, y comienzo a frotar, se empieza a volver todo parduzco, supongo que es porque está saliendo la mugre, el vinagre, o los gases de la reacción de esta con el bicarbonato me están dando un puntito fiestero y todo, lo mismo no lo tenía que haber hecho con vinagre de vino, da igual, es la que tenía por casa, sigo frotando, pero el trapo se engancha en todos los lados, donde se sujetan las rejillas, en los agujeros del ventilador, las resistencias… Esto tenía que estar diseñado más rollo vitro, ¡todo plano y punto!

No me termina de convencer el resultado, esperaba algo más, no sé… ¿reluciente?, me voy al súper a buscar algún producto de limpieza que lo mismo es más eficaz que los milagros de internet. ¡Joder! ¡Me tenía que haber pillado un horno pirolítico!, que no sé exactamente lo que es, pero por lo que he oído, tú te piras y se limpia solo, de ahí el nombre.

Vuelvo del súper con “Mr Muscle” (se va a cagar el horno de las narices), pone que elimina la grasa sin frotar ni rascar ósea que debe ser algo así como un pirolítico en spray, debería de echarlo y pirarme, pero por si las moscas voy a leerme el “prospecto”.

“En caso de salpicadura y para evitar quemaduras, lávese con agua fría durante al menos 20 minutos” ¿En serio? Esto da “yuyu”, eso no es lavarse, yo he hecho duchas que han durado bastante menos tiempo. “Proteja adecuadamente el suelo debajo del horno y las superficies externas que lo rodean” ¿proteger el suelo? ¿pero yo que he comprado? ¿¿¿uranio enriquecido??? “Desconecte o desenchufe el horno” Vamos a ver… El horno o le enciendo o está apagado, no puedo desconectar, no trae un “on/off”, tampoco puedo desenchufar, ni siquiera veo el enchufe, está todo encastrado en la cocina y no voy a desmontar media cocina por el Mr muscle este. “Cierre la puerta y deje actuar el producto un máximo de 30 minutos” ¿Qué puerta?, ¿la del horno?, ¿la de la cocina?, ¿la de casa?, ¡debería ser más preciso!

Pues nada, realizado el proceso, lo de “elimina la grasa sin frotar ni rascar” … ¡mis narices!, lo de “Mr muscle” sin embargo bastante más acertado, un par de repeticiones más frotando y rascando y me habrían cobrado la cuota del gimnasio… Y el resultado… Pues que quieres que te diga… Yo me esperaba un “a estrenar” y me ha quedado más tirando a “de ocasión”. Aparte de quedar un olor indescriptible, entre antiséptico y limpia muebles que espero que no se quede agarrado en la próxima pizza que meta al horno.

Y la próxima vez… la próxima vez ni miedo ni leches, ni vinagres ni míster músculos, ¡¡¡la próxima vez yo me doy la pirólisis al bar!!!.




6 comentarios:

  1. Estás que te sales. Dos artículos en una semana

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    1. Me llegó la inspiración después de la presentación de un libro, hace una semana. El autor habló algo sobre las musas... Gracias por leerme!!

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  2. Miedo a la limpieza?,creo que fue más al mal resultado del uranio enriquecido de supermercado.
    Enorme como siempre con tus buenos relatos,ya nos tienes enganchados ,al menos a mí

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    1. Jajaja un poco a todo. Creo que el horno es el típico "marrón" que vas dejando pasar. Me alegro que te haya gustado. Gracias por leerme!!

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  3. Para quitar el olor ese indescriptible ... calienta en el horno y lo apagas y Metes un vaso de leche y lo dejas hasta que se enfríe

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