Definitivamente pienso que no me gusta que me digan que soy
buena persona… No sé, creo que tal y como está la vida hoy se aproxima más a un
insulto que a un elogio.
De las buenas personas la gente se aprovecha, abusa, son de usar y tirar a conveniencia, el pañuelo
de mocos de las tristezas ajenas, el abrazo furtivo de los desasosiegos
puntuales, el bufón momentáneo para las risas de la corte, el paraguas en los
días de lluvia, el traga marrones, pero finalmente un si te he visto no me
acuerdo, la gente no está preparada para las buenas personas, el mundo no está
acondicionado para las buenas personas.
Nadie se va a quedar con una buena persona porque lo sea, lo
escogerán por su guapura, por su inteligencia, por su riqueza o por otros
tantos miles de adjetivos válidos o no. Nadie va a perder el culo por una buena
persona, en todo caso será al revés, la buena persona perderá el culo por los
intereses de los demás.
Si quieres halagarme, si quieres regalarme los oídos, si
quieres alegrarme el día, casi mejor dime que soy especial, que te alegras de
verme, de saludarme, que quieres charlar conmigo o que me echas de menos… Pero
si me dices que soy buena persona me harás sentir como el “Pagafantas” que
aparece sin ser llamado, cuando otros desertaron, donde otros se rindieron.
Si, alguna vez me lo llamaron, menos mal que tampoco le di
la importancia que “no” se merece, porque me sonó a otras tantas cosas que se
dicen por decir, en momentos puntuales, la típica tontería que pasa
directamente por la boca sin ser filtrada por el cerebro… Si pensáramos antes
de hablar…. Es más, es que aunque me lo hayan llamado ni siquiera creo que lo
sea… Todos tenemos nuestras sombras, nuestro lado oscuro, pensamientos, deseos,
anhelos… Todos mostramos al mundo la parte que nos apetece enseñar… Todos vamos
con nuestras caretas puestas, envueltos en nuestro carnaval eterno… Porque ser
uno mismo es impensable, hay que ser políticamente correcto, y en política no
hay cabida para las buenas personas.
Además está de moda
la superficialidad, el arrimarse al sol que más calienta, la lucha de poderes
sin importarnos a quien pisamos en nuestra escalada a la cima, prima lo
material, el tener por tener, lo artificial, el todo vale, el qué dirán, el yo
tengo, yo soy, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo…. Los corazones están de saldo,
son producto de casquería desechable.
Definitivamente creo que la buena persona nace y no se hace,
es imposible hacerse buena persona en un mundo demasiado podrido y contaminado,
es inviable, incluso económicamente negativo.
Soñamos con Supermán, Spiderman o Batman, adoramos a Jesús,
Buda, Mahoma, La virgen de los pobres descarriados y nos olvidamos de los
auténticos héroes, de los que tragan con todo, de los que están ahí cuando
hacen falta, de los que perdonan, de los que anteponen lo de los demás a lo
suyo propio, de los que aman a pesar de
las hostias, de los olvidados cuando todo es alegría y diversión porque al fin
y al cabo las buenas personas siempre serán los desatascadores cuando todo esté
de mierda hasta arriba.
Propósitos 2016: Quereros más, sed más egoístas.
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