Pensé que había perdido el norte y salí a buscarlo… Me
acompañaron en mi búsqueda, siempre es agradable encontrar compañeros de viaje
con quien compartir grandes momentos y si encima la compañía es interesante engrandecen más tu viaje y lo hacen aun más placentero.
El caso es que salimos buscando el norte, pero no nos valía
cualquier norte, algunos no nos conformamos con cualquier cosa… Queríamos el
punto más septentrional de la península, el norte máximo al que nos dejase
acceder la tierra por medio de nuestros pies y nos plantamos en el cabo de
Estaca de Bares.
Dejamos el coche casi en el mismo faro del cabo, unos cientos
de metros más atrás la civilización, el último pueblo más al norte… Anduvimos
el sendero que conduce al faro conscientes ya de la magia que envuelve al
lugar, de las vistas increíbles desde los acantilados que nos protegen de la enormidad
del mar, de la naturaleza salvaje, libre de edificaciones, hormigones y
cementos… No sé que tienen los faros, aparte de su utilidad en la navegación,
quizá el lugar privilegiado que ocupan cada uno de ellos, te dan ganas de
quedarte a vivir, supongo que el transcurrir de los días en un faro le restará
todo su romanticismo, pero de primeras te gustaría quedarte y ser el farero y
morar aquel remoto lugar.
El sendero no se detiene en el faro, avanza más allá, aún
queda algo de tierra firme entre el faro y el mar y nos lanzamos montaña abajo,
cada paso nos acerca más al norte y no nos vamos a quedar con las ganas… El
sendero vuelve a subir y nos deja en una especie de risco donde posiblemente estén
las mejores vistas, allí hasta donde tus ojos puedan llegar, y es allí donde prácticamente
se queda todo el mundo, pero nosotros seguimos viendo senda un poco más abajo,
solo son, no sé 100 metros, 200, 300… qué más da… Es un pequeño paso para el
hombre y un gran paso para nuestra felicidad.
Y llegamos, y nos sentimos felices de haber llegado hasta
donde ya no se podía avanzar más, a la tranquilidad del silencio únicamente interrumpido
por los sonidos del agua o de alguna gaviota despistada, a la deslumbrante
elegancia de un sol apunto de ocultarse, de sumirse en las profundidades del
mar… Hay lugares que dan la sensación de que no eres capaz de asimilar tanta
belleza, te desborda.
Hay gente que afirma que nuestros destinos están escritos…
Que se yo… Lo que sí sé es que ese día el destino cruzo a alguien en nuestros
caminos, en el norte máximo solo había 2 personas además de nosotros, era una
pareja, perdidos en la inmensidad del paisaje, bebían champan en silencio,
degustando el licor, el paisaje y la compañía a parte iguales, reconozco que a
mi puta cabeza le dio por juzgar tontamente: el parecía mucho mayor que ella,
ella de apariencia extranjera y de buen ver y bebiendo champan… y mi
composición fue: típico ricachón que se ha ligado a jovencita extranjera por su
dinero… Ahora me siento totalmente GILIPOLLAS, lo escribo con mayúsculas, puta
manía de prejuzgar a las personas, hay veces que soy ESTÚPIDO!!!.
Nos pusimos a hablar, y recibimos una gran lección de
filosofía, una grata conversación de la vida y una patada muy merecida a mi
prejuzgar… Supongo que el atractivo del emplazamiento también invitaría a ello…
Descubrí que de ricachón nada, gente muy normal, con sus esfuerzos diarios como
todos, con vidas normales, coches corrientes, incluso pude comprobar que el
champán no era un Moet Chandon precisamente, sino uno corrientito del
supermercado… El señor me explicó que daba igual el champán, lo importante era
poder celebrarlo, en donde quería y con quien quería, lo demás era
insignificante… cuánta razón!!! Que disfrutásemos del momento, del presente…
cuantas veces lo habremos oído y no nos entra en las cabezotas, siempre agobiándonos
con el futuro, agobiándonos con el pasado… Este señor, se había cogido a su
pareja y habían salido ese mismo día desde Madrid para buscar también su norte
y disfrutar de su presente… Amaba tanto
su presente que le molestaba haber reservado un viaje para dentro de 3 meses al
país de su compañera… Como el mismo decía en 3 meses puede pasar de todo.
Eran gente súper amable, ella era Rusa y no hacía más que
disculparse por su forma de hablar español y eso que se la entendía perfectamente,
cuantos conozco de aquí que no se les entiende ni la mitad… Nos contaron que habían
ido en busca de todos los puntos cardinales de la península; norte, sur, este,
oeste, incluso el punto más alto… Les gustaba viajar solos, con la única compañía
de ellos mismo, el señor nos soltó la frase: “la soledad os hará libres” y a mí
me caló hasta los tuétanos, en un principio pensé que se refería a la soledad
absoluta pues un rato antes nos contó que su mujer anterior murió hace muchos
años, pero luego al seguir hablando me di cuenta que hablaba de soledad como si
ellos mismos fueran un solo ser, se refería a la soledad con su actual pareja,
a que si ellos hubiesen ido a buscar sus puntos cardinales con amigos, no lo
podrían haber disfrutado de la misma manera, el ir con gente muchas veces
supone adaptarse a los gustos de los
demás, el que a uno ahora le apetezca irse a tomar algo, otro se aburra etc… Y nos lo volvió a repetir: “la soledad os
hará libres”… No dejéis que otros arruinen vuestros momentos, no dejéis que
otros corrompan vuestra paz con su ruido, no dejéis que la ceguera de otros
dañen vuestras vistas… Sed libres y disfrutad del presente, y que celebréis y brindéis por esa libertad, por ese presente, con champán o con lo que os apetezca, lo importante es celebrarlo.
Hay gente que dice que nuestros destinos están escritos… Si
esto fuese verdad tengo unos guionistas que muchas veces han sido unos cabrones…
Pero otras veces no me queda otra que dar gracias a los guionistas, al destino,
o a lo quiera que haya “al otro lado”… Gracias por permitirme encontrarme a gente así
por la vida, por la lección aprendida, Gracias por el compañero de viaje, mejor
imposible.. al final encontré el norte.
Fotografías de Daniel García
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