Aprovechando
que el Pisuerga pasa por Valladolid, que el Esla es un afluente del Duero y que
yo estoy pasando un fin de semana en Madrid, decido calzarme las zapatillas y
pegarme una “pateadita” por el asfalto de Carlos III.
Es un
entrenamiento más, no tengo fijada una ruta ni un tiempo establecido aunque si
me gustaría estar al menos una hora… Iré por donde me apetezca, a donde me
lleven mis pies, mientras mis pulmones mis piernas y mi corazón se sientan
cómodos, es para disfrutar, no estoy en modo competición, paladear otras vistas
diferentes de las habituales, respirar otros aires, quemar mis reservas de
glucógeno y liberar endorfinas (cada uno se droga cuando quiere y como quiere).
Empieza
mi carrera al final de Bravo Murillo, con una calle prácticamente desierta, es
primera hora de la mañana del domingo, me acerco a la enorme rotonda de PlazaCastilla, me veo reflejado en los oscuras cristaleras que envuelven las
inclinadas torres de Kio, a lo lejos, casi al final del Paseo de la Castellana
veo las monstruosas (por lo enorme) construcciones de Florentino y me dirijo a su encuentro, la
verdad que me fascinan las muy cabronas, paso la Torre Cepsa (me cago en Norman
Foster), paso la Torre PwC, nuevo sueño… alojarme alguna vez en el Eurostars
Madrid Tower, Paso la Torre de Cristal y ya me empieza a pasar factura el
cuello de tanto mirar hacia arriba, bordeo los 230 metros de la Torre Espacio
para encontrarme con el Hospital Universitario de la Paz.
Continuo
por la Avenida Monforte de Lemos dando la espalda a las 4 enormes torres, se
van empequeñeciendo mientras giro en Ginzo de Limia para adentrarme en el
parque que transcurre por Sinesio Delgado, por fin cúmulo de árboles, tierra,
hierba, canchas deportivas… cruzo la carretera para adentrarme en otro parque o
quizá sea el mismo, en cualquier caso hay que cruzar para volver al pulmón
urbanita, al verde, a los senderos de tierra que transcurren paralelos a la
calle Villaamil.
Retornan
las aceras de baldosas en Marqués de Viana, cruzo Bravo Murillo y me dan ganas
de comprarla, niñez de monopoly… bajo Sor Ángela de la Cruz y me reencuentro
con el Paseo de la Castellana, son casi ya 10 km pero voy muy a gusto, ancha
es… “La Castellana” tiro para abajo, Ministerio de Defensa, Torre Europa,
Nuevos Ministerios, Plaza de Colón.
Empiezo
en el Paseo de Recoletos con el Museo de Cera y la Rana de la Suerte a las
puertas del Casino Gran Madrid, doy con Plaza Cibeles, la diosa orgullosa y
tranquila reposa en su carruaje tirado por leones, a mi derecha queda el blanco
nuclear del Palacio de Cibeles, el sol juega a tocar los huevos entre las
torres de Palacio interrumpiendo mis miradas.
Toca
regresar lo andado, o corrido en este caso, las puertas abiertas de la
Biblioteca Nacional en pleno domingo, el Hard rock café me sitúa de nuevo en el
Paseo de la Castellana, la Escuela de Ingenieros, el Santiago Bernabéu, llevo
prácticamente 20 km cuando me vuelvo a encontrar con la Puerta de Europa, que
me va a hacer de meta volante, porque ahora mismo no me apetece parar, mi techo
estaba en 21 km y siento que hoy puedo derribarlo… Recuerdo que un poco más
adelante hay un puente peatonal por encima del tráfico de la Castellana,
siempre que paso con el coche me han dado ganas de subirme, ¿Por qué no?,
merece la pena, buenas vistas.
Vuelvo
por tercera vez a Plaza Castilla, con estos kilómetros en las piernas no sería
prudente alejarme ya demasiado de mi zona, y ni corto ni perezoso me marco un
running por el abarrotado rastro de la Avenida de Asturias, baraaaaaaaato el
kilo de bragaaaaas oiiiiiiiiiigaaaaa!!!!, vuelvo también a cruzarme los 2 km de
parque del principio, para poner fin a mis correrías en la calle Ceuta.
Finalmente
han caído 25 km y 2 horas y media quemando calorías, ya sé que no son números
de Keniata, son números de runner de 3ª regional, pero yo estoy muy contento y
muy orgullo de mis números….. Madrid, Madrid, Madrid….
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