A veces
me digo, deja el puto móvil y observa la vida, engánchate al mundo y contempla
lo que te rodea… Tengo un universo de información al alcance de mis dedos, veo
mi Facebook, el Facebook de otros, reviso mi correo electrónico y lo actualizo
cada 5 minutos, no vaya a ser que me pierda algo interesante, activo mi
Messenger por si alguien quisiera hablarme, como si no estuviera bastante
localizado con el teléfono, whatsapp, sms… Naufrago en internet; videos,
música, artículos, blogs… y me convierto en un enfermo-adicto que muere y mata
por su chute de tecnología.
A veces
no quiero saber nada de la vida, me enfado con ella y la desprecio, huyo, la
realidad es una cochambre; ébola, paro, crisis, corruptos, ladrones, Melilla,
Gaza y Robin Williams que puso pies en polvorosa, no me extraña, tanto tiempo
intentando poner una cara amable a un mundo tan desagradable… Entonces enciendo
mi móvil y veo lo que yo quiero ver, las noticias que me interesan, donde a mí
me plazca y manipuladas por quien yo prefiera, y si me empalagan las noticias y
se me hacen bola puedo ver una peli o todas las temporadas de una serie
americana, del tirón, sin anuncios, la televisión como la conocemos a día de
hoy está abocada al fracaso.
A veces
cuando estoy con gente no hablamos de nada y sin embargo cuando no hay nadie te
mandas mensajitos, te cuentas tu vida, envías chorradas o planeas encuentros o
quedadas para reunirte y no hablar de nada… Cuando se está en grupo uno queda
como dios si recrimina a otro por el uso del móvil: - Joder!!! Deja ya el
móvil, estáis todo el día con el móvil!!! Pero si el recriminado eres tú, te
sientes jodido e incomprendido… Quieres estrangular al moralista corta rollos… Te
duele la bofetada de la razón y posiblemente sea él la próxima cabeza de turco
pillado en un arrenuncio, el cazador cazado, casi todos tropezamos en las
mismas piedras, entonces será tu resarcimiento consciente o inconsciente y será
recriminado sin piedad por sus actos.
A veces
voy a conciertos y hago fotos, grabo videos, y al final no sabes si has ido a
un espectáculo a pasártelo bien y porque te apetecía o era tu misión ir de
reportero más dicharachero… Realmente casi no le has puesto atención al evento,
has estado tan pendiente de inmortalizar un momento que luego cuando lo
reproduzcas serás consciente que no ha podido captar toda la magia del directo,
el mismo directo que te acabas de perder por no centrarte en lo realmente
importante, la mayor parte de imágenes/videos acabarán en la papelera o los
amontonarás como quien guarda algo importante en el cajón desastre de los
trastos. Nostalgia de aquellos años de mechero en ristre en las canciones
lentas, la postal actual se nutre de un escenario y multitud de luces de
pantallas a sus pies.
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