Observadores Onanistas

jueves, 9 de octubre de 2014

Operación retorno.



Veo en mi retrovisor de la vida, en un pequeño reflejo difuminado el recuerdo de las vacaciones, se va empequeñeciendo mientras me alejo, evaporándose y desvaneciéndose entretanto me dejo abrazar y arropar con los brazos de la rutina que ha vuelto para quedarse, porque ya la toca, es su momento.

Era necesario parar, despojarse de la vestiduras harapientas que proporciona el uso y el desgaste continuado, quitarse el polvo de los caminos acostumbrados, limpiar la roña espiritual que se adhiere en lo habitual, y dejar a la mente surcar otros confines permitiéndola ver otras perspectivas.

No digo que en lo cotidiano esté la parte amarga de nuestra existencia, todo lo contrario, hablo de la necesidad de variar, de modificar el comportamiento obsesionado de la subsistencia, de renovar la savia para crecer más fuertes, de aspirar aires nuevos, distintos y limpiar los pulmones del ambiente viciado de nuestras conductas ordinarias.


Mi vuelta a los ruedos ya es inminente, y en ella me encuentro con partes contratantes que dejé a la deriva temporalmente, y que ya es hora de retomar, de subirme a carros en los que estoy porque me apetece estar, aunque lleven su tiempo, su esfuerzo.




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