Me sentiría un fracasado si no somos capaces de mantener
nuestro patrimonio actual de derechos laborales, si sueño con los pies en la
tierra ni siquiera soñaría con la ampliación de los mismos, hoy día solo el
mero hecho de mantenerlos ya es un logro. Por respeto a mis antecesores que
tanto lucharon por ellos, mediante manifestaciones, huelgas, o si fue preciso sabotaje
y ocupaciones, todo por mejorar unas condiciones injustas que solo se atrevían
a imaginar, pero que si podían imaginar eran factibles e incluso lógicas.
Supieron organizarse y formaron sindicatos para defender a los trabajadores.
Me sentiría un despojo humano si pierdo mi condición de
trabajador para regresar a la edad media en modo siervo, y me estaría pasando
por el forro el sudor de otros, el dolor de otros, sus llantos y sufrimientos,
su tenacidad y arrojo y los atributos
masculinos que le echaron al asunto para llegar hasta aquí. Al fin y al cabo no
hace tanto que se intenta obtener justicia para el trabajador, las primeras
leyes laborales son de la segunda mitad del siglo XIX. Y aunque ya se refleje
hasta en la misma constitución las garantías y libertades de los individuos y
la protección que gozan, muchas veces es puta utopía.
Me sentiría un fraude de persona si consiento, si apoyo o
ánimo, si me pongo del lado de los que pisan y esclavizan, si yo mismo dejo de
reclamar mis derechos, porque hay que reclamarlos, porque el que está con la
vara de mando hace valer sus privilegios, los expone y los restriega y en la
situación que nos envuelve se crecen y empecinan en su postura y se revuelcan
en la mierda del todo vale, en el fango del esto es lo que hay, en el barro del
si no te gusta ya sabes dónde está la puerta.
Me sentiría un ser repulsivo, un prófugo de la evolución si
dejo que se pierda el derecho al trabajo, el derecho a un salario mínimo
(injusto salario mínimo), ahora que existe indemnización por despido, jornadas
de trabajo, descanso entre jornadas, descanso semanal y vacaciones anuales es
mi obligación que sigan existiendo, como es mi obligación custodiar el derecho
de sindicación, el derecho a huelga, el derecho a negociar colectivamente, y
preservar la seguridad e higiene en el trabajo, la defensa, el reconocimiento y
la compensación de las enfermedades profesionales y por supuesto la Seguridad
Social. Por respeto a mis sobrinas, por respeto a los hijos de mis amigos, de
las personas que quiero y a los que les deseo lo mejor, a los hijos que yo
mismo pudiera tener un día, a los hijos de mis hijos, a las generaciones
venideras.
Ninguno de los que tiene poder para hacer bien estas cosas tiene tus valores morales.... así nos va!!!
ResponderEliminarSiempre hay gente que acaba por corromperse... Gracias por leerme.
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