Observadores Onanistas

miércoles, 14 de mayo de 2014

LA EMPÍRICA HISTORIA DE MI MOSQUITO MASCOTA.



Se regala mascota por no poder atender, aunque parece un poco raquítico se encuentra en perfectas condiciones físicas, no necesita apenas mantenimiento pues come lo que pilla por ahí, es muy independiente y le entusiasma volar y que le rasquen detrás de las orejas, aunque por lo general le asustan los movimientos rápidos de manos, se entretiene recorriendo la pantalla de la televisión y le chiflan las luces hasta el punto de volverse loco con ellas, tiene un miedo atroz a los aerosoles, suele estar casi siempre muy alegre y en ocasiones se vuelve pesado, incluso lanza algún que otro ataque.


Solo pido que se le trate bien, puede parecer un vulgar mosquito pero en realidad se trata de un alma atormentada.

Todo el mundo sabe que cuando se muere físicamente, nuestro alma, nuestro  ente, nuestra “esencia” adquiere un estado de antigravedad al abandonar el lastre corporal y flota y se eleva y por una extraña razón que sobrepasa nuestra comprensión te ves encaminado a un lugar que ha pasado a denominarse como “el túnel”.

El túnel no es otra cosa que nuestro último peaje, posee una luz cegadora al final, y hacia esa luz nos dirigimos todos y cada uno sin excepción, se sabe que si atraviesas la luz sin problema es que te has ganado una plaza en régimen de todo incluido en el paraíso para toda la eternidad, sin embargo si no atraviesas la luz es porque en vida has sido nominado demasiadas veces, tienes antecedentes por lo civil y por lo criminal o no has ido por el camino correcto durante tu estancia carnal. 

Si se te deniega el acceso a la luz, automáticamente te conviertes en insecto volador, ese es el verdadero infierno, puede que te toque mosca, mosquito, “chínfano”, tábano o polilla, al principio todo parece genial por aquello de tener  alas y poder volar, pero todo se empezará a torcer en cuanto seas consciente del irrefrenable atractivo que te proporcionan las cosas hediondas, te volverá loco la mierda, siendo esta tu pan de cada día.


Cada vez que llegue la noche y se prenda una luz, tendrás la sensación de que tienes una nueva oportunidad tras aquella primera luz que te fue rehusada, esa es la verdadera razón por la que todos los insectos voladores se vuelven locos con la luz, y acabarás exhausto intentando inútilmente traspasarla.
  
Este amargo estado post mortuorio hace que los insectos voladores cojan un inusitado odio a los humanos, y la envidia hacia la vida de estos será el motor y el motivo de los continuos ataques y picaduras.

Una vez muerto el insecto volador, después de haber pasado por ese infierno y del evidente calvario, se genera una nueva oportunidad para el individuo, no podrá volver a ser humano, pero se reencarnará en animal, puede que perro, morsa, buitre o elefante, lo importante es que tiene una nueva ocasión para enmendar sus errores, sino la aprovecha será game over.



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