Observadores Onanistas

miércoles, 30 de julio de 2014

ESCUELA DEL ROCK!!!.




Si lo tuyo es la música en general y el Rock en particular, si lo contemplas desde un punto de vista serio y profesional, si crees que puede convertirse en tu modo de vida y opinas que es algo tan válido y tan honesto como cualquier otra profesión ya no tienes excusa!!! La Escuela Superior de Música Jam Sesión de Barcelona acaba de ser acreditada por la Generalitat y la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario para ofrecer el Título Superior de Rock, Nuevas tendencias y Músicas Urbanas.

Esta iniciativa pionera en España nos pone a la par de países como Estados Unidos o Inglaterra donde ya es habitual dicha titulación.

Ya está abierto el plazo para rellenar las inscripciones y en septiembre se realizarán las pruebas de acceso para un máximo de 30 privilegiados de esta nueva carrera que tendrá una duración de cuatros años y contará con un total de 240 créditos al que podrán presentarse personas de toda España siempre y cuando cumplan los requisitos académicos, deben acreditar la titulación de bachiller y la titulación Grado Profesional de Música.

Si ya cuentas con los requisitos académicos indispensables deberás pasar la prueba de acceso que consta de: Percepción auditiva, análisis musical, análisis auditivo, prueba instrumental, interpretación e improvisación. Duro camino este de hacerse rockero acreditado!!!.

Todo aquel que consiga entrar tendrá a su disposición profesores cualificados y unos 1.000 metros cuadrados de unas modernas instalaciones que cuentan con Aula de batería y Percusión, Aula de piano complementario, Aula de guitarra acústica, Aula de guitarra eléctrica, Aula de voz, Aula de cultura musical, diversos laboratorios, un Auditorio e incluso un estudio de grabación.


 Ya solo te faltaría dejarte el pelo largo, comprarte la indumentaria adecuada y mostrar actitud rockera… larga vida al rock and roll!!!.


Mas info en http://jamsession.cat/








 

viernes, 25 de julio de 2014

Tiempo de cosecha.




Ayer volví a la tierra, a los campos de cereal, a la cosecha de las parcelas sembradas, a la siega de las mieses… Mi reencuentro con estas faenas se produce en un año, al menos en estas tierras muy poco agradecido con el agricultor, con escasa producción y bajo crecimiento, aun así ha llegado el momento de recoger el fruto, está en su estado óptimo de maduración dentro de sus agravios agrarios, dejarlo más tiempo sería echarlo a perder, condenarlo a su suerte, a la lotería de la meteorología, porque en lo tratante a la tierra cada día cuenta y hoy puede hacer sol y mañana llueve.

Pero yo tenía ganas de reencontrarme con la recolección del grano, y le guardo buen recuerdo a esta tarea, tenía unos cuantos años menos en mi currículo de la vida y era mi padre el que me llevaba, por echarle una mano o por hacerle compañía o por enseñarme un oficio o simplemente porque creía que era mi deber estar allí, pero yo a esto no le ponía pegas, no requería demasiado esfuerzo, incluso se puede decir que de cierta manera me fascinaba.
 
Ayer volví a ver los campos de trigo, de cebada, de centeno, es lo más común en estos lares, y rememoré el olor de la paja recién cortada, la esencia del grano al caer en el remolque, en definitiva el “perfume” de la cosecha, reviví los picores que producen las partículas suspendidas en el ambiente (tamo) e invoqué algún improperio con los pinchazos que proporcionan las pajas a las que se les ha pasado la cuchilla recientemente.

Y me subí a la cosechadora, como tantas veces lo hice de pequeño, me encantaba subirme a esa mole traga hierbas, al subir te sentías India Jones en la última cruzada, porque las cosechadoras no paran, tienen que seguir engullendo continuamente, a ellas te subes en marcha, aunque ayer pude comprobar que a la velocidad irrisoria de la máquina no hace falta ser Indiana Jones para subirte, el caso es que me subí, y en esa cabina que antaño me pareciera tan enorme, con mi cuerpo de ahora casi aparentábamos ser sardinas en lata, pero lo importante era volver a vivirlo, y ver el campo desde la perspectiva que te ofrece la altura y el andar tortuoso de la cosechadora en avance continuo y hablar con Adolfo.

Surgieron temas del estado del campo, de las enfermedades de este año, del tipo de trigo utilizado, del uso de la paja que se separa del grano y vinieron las historias de cómo empezó con esto, de cuando había que amortizar el dineral que costaba la máquina y se bajaban a finales de mayo, él y otros hasta casi Andalucía para venir segando de abajo hasta arriba por la piel de toro, ya que abajo maduran antes los sembrados, en una temporada que daban por finalizada en septiembre, solo en bajar tardaban dos días, ahora la mayoría montan sus cosechadoras en tráiler para llevarlas al destino deseado, pero claro eran otros tiempos, ni siquiera tenía que llevar coche piloto… Y así con el traqueteo de la segadora que no paraba de llenar su depósito y escupir lo sobrante, entre charlas y anécdotas, con las vistas fortuitas de animales que huían, se me escapó la tarde tontamente y di por finalizada mi cosecha.