Observadores Onanistas

miércoles, 23 de julio de 2014

9 LUGARES QUE NO ME GUSTARÍA PERDERME O DONDE ME GUSTARÍA PERDERME.


Seguro que existen al menos un millar de lugares y rincones esperando  ser  visitados, seguro que cada uno tiene su encanto y su atractivo, lo difícil es reducir la lista en lo que a soñar se refiere, porque esto  de momento no es  más que otra patraña para soñar despierto hasta que el tiempo y sobretodo mi autoridad monetaria me lo permitan, lo difícil es coger el millar de lugares, exprimirlo y esgrimirlo en un absurdo intento de que la cosa sea más realista y por aquello de no apuntar demasiado alto y buscar objetivos más asequibles, si pusiese los mil sería un necio que solo intenta engañarse así mismo, puede que pasen 10, 20 o 30 años, incluso puede que nunca lo consiga, pero los sueños, sueños son…. Ahí van mis 9:

1.MACHU PICCHU (PERÚ).
Le tengo muchas ganas a la joya del imperio inca, desde siempre me tiene fascinado su montaña, el increíble paisaje de postal circundante, el halo de misterio que la envuelve,  su construcción…. Su arquitectura  le ha llevado a ser Patrimonio de la humanidad de la Unesco y declarado como una de las nuevas  siete maravillas del mundo moderno.


      2. LAS VEGAS (NEVADA).
Mi parte más gamberra me pide a gritos un viaje a la ciudad del pecado, lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas, apostar en sus casinos, que me cieguen sus neones, su glamur, su despilfarro, el olor del dinero, sus espectáculos, y la ostentación de sus edificios con reproducciones de los lugares más emblemáticos, viva las vegas!!!


      3. PETRA (JORDANIA).
Como Indiana Jones en la última cruzada me gustaría recorrer el angosto pasadizo rocoso que da acceso al Tesoro (Khazneh), el edificio más conocido de la ciudad excavada en la roca, dejarme empapar de toda su historia, viajar en el tiempo a la época de las caravanas de mercaderes de esclavos y especias de las rutas de Egipto, Siria o Arabia.


4.OKTOBERFEST (MÚNICH).
Como buen amante de la cerveza creo que es mi deber y mi obligación viajar al menos una vez en la vida al Oktoberfest, esta fiesta con más de 200 años de antigüedad comienza el primer sábado posterior al 15 de septiembre y suele durar unos 15 días, congrega a más de 6 millones de visitantes adoradores del líquido elemento y el festival gira entorno a él. 


5.KILIMANJARO (TANZANIA).
Para coronar el techo de África no hace falta ser escalador, al Kilimanjaro se sube andando, sólo tienes que reunir dos condiciones: estar en buena forma física y soportar el “mal de altura” que empieza a manifestarse a partir de los 3.000 metros y sobre todo al cruzar el umbral de los 5.000, si lo consigues y llegas al punto más alto (5895 metros) las vistas tienen que ser… 


6.EGIPTO.
Poco puedo decir de la maravilla arquitectónica de la civilización antigua, de sus monumentos. Tiene que ser impresionante toparte con la gran esfinge de Guiza, ver el templo de Karnak, el Valle de los Reyes, Abu simbel y por supuestísimo Las Pirámides.


7. EEUU.
Decir EEUU es decir demasiado…. Hay tanto que ver/hacer que es imposible llegar a todo. Aunque no soy un apasionado de las grandes urbes, opino que tendría una cita obligada con Nueva York, quizá Chicago, San Francisco o Los Ángeles… aunque me atraen y me llaman la atención Seattle, Nueva Orleans… Tendré que madurarlo llegado el momento, quien sabe, igual me alquilo una mítica Harley Davidson y me recorro la Ruta 66 y vivo el sueño americano.


8.GRECIA.
Hablar de Grecia es hablar de cultura, de la cuna de la civilización occidental, de filósofos, deportistas (juegos olímpicos), matemáticos, científicos. No me gustaría perderme la Acrópolis y su espectacular Partenón, el Templo de Poseidón, la Isla de Creta, el Oráculo de Delfos, el Templo de Artemisa, Mykonos, Santorini y el mejor yogurt del mundo.


9. MALDIVAS (RÉPUBLICA DE MALDIVAS)
Como todo no va a ser ver “piedras”, cuando quiera huir del mundo, cuando necesite oxígeno, cuando precise de reponer fuerzas, me exiliaré a Maldivas, yo no necesito para meditar un templo Tibetano perdido en la montañas, prefiero encontrarme a mí mismo en una playa de fina arena blanca sin aglomeraciones, en un bungalow construido sobre el agua viendo el discurrir parsimonioso de los peces por las aguas cristalinas mientras apuro un buen mojito helado y el viento del índico me susurra nuevas ideas al oído.



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