Observadores Onanistas

viernes, 15 de marzo de 2013

La Casona de Sames.


Llegamos a la Casona el martes, ya conocía tiempos anteriores de la vivienda, desde entonces había cambiado de régimen, la última vez que estuve era de alquiler completo, ahora se rige por habitaciones además de ofrecer desayuno, cenas... también había cambiado de dueños, estos últimos le habían hecho un lavado de cara importante a la casa, ya no consistía en un lugar donde guardar muebles, sino que cada parte tiene su propia personalidad. Mª Jesús, que así se llama la nueva propietaria imprime su sello personal, haciendo de decoradora, restauradora, y lo que sea menester para poder sentirse orgullosa de la casa, haciéndola hermosa a la vista y acogedora, mujer de animosa conversación, siempre con ganas de una buena tertulia, con sugerencias para el visitante y abierta a la opinión tanto de la casa como de la vida, de mano hábil en la cocina, sabedora del potencial de su tierra, cada plato es un acierto, mimando calidad, cantidad y presentación, volveremos a la rutina con unos cuantos kilos de mas, eso si no la pedimos que nos adopte.

 Decía que llegamos el martes, traíamos planes para el miercoles, pero se vieron truncados por una gran nevada, que sorprendió a los mismos habitantes de Sames, pues aunque la orografía pueda parecer lo contrario, no están habituados a grandes nevadas, con lo cual el miercoles amaneciamos sin cobertura, sin luz y sin verde, pues todo se tornó en blanco, Mª Jesús no se achantó y salió en busca de la hoguera de alguna vecina con la que hacernos un café caliente que llevarnos a la boca, todos dependemos demasiado de la electricidad, cambiamos nuestros planes en virtud de no arriesgar demasiado, y paseamos por el pueblo, y encontramos paisajes bellos ya de por sí, que la nieve no hacía mas que multiplicar su encanto, nada como encontrar lo que no esperas, y que te sorprenda.


 

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